miércoles, 24 de marzo de 2010

Todxs podemos

Cuando varias de las empresas más importantes de nuestro país se unen y deciden gastarse 4 millones de euros en ayudar a la gente a que forme parte de una filosofía que nos permita salir de esta crisis, muchos olvidan que detrás de ese gesto altruista, existe un motivo. ¿Cuál es? Reflexionen ustedes.
Hay quienes culpan al ciudadano de a pie de “vivir por encima de sus posibilidades”, pero mi pregunta es quién determina esas posibilidades que nosotros nos podemos permitir, o quién decide poner el límite a ellas. Quizás hace cuatro años nos vimos sumergidos en una economía que bullía y hacía correr el dinero. Quienes agudizaron el ingenio aprovecharon el momento e aumentaron sus ahorros. Ahora, a estas alturas de la crisis, muchos se encuentran desolados, deprimidos porque no llegan a fin de mes, porque la grandísima hipoteca se zambulle todo el presupuesto y la desazón los acompaña.
Campañas para potenciar el positivismo y el consumismo encubierto afloran, porque en el fondo, saben que el poder del ciudadano es grande, y que con mensajes directos y cargados de sensibilidad pueden volver a reactivar la economía.
Pero muchos pensamos que no es momento de reactivar la economía, sino de crear un modelo justo y solidario para todos. De terminar con todo aquello que agiganta a los más poderosos y empequeñece a los más débiles.
Es momento de creer que todos podemos cambiar el mundo, aportar nuestro granito de arena y desechar todo aquello que ha resultado ser perjudicial para la humanidad.
Porque Todxs podemos.

domingo, 14 de marzo de 2010

Los momentos torcidos de mi vida

Sin saber si será o no, yo ya he dejado a su libre albedrío a mi “cabecita loca”. Y la razón no es sólo el miedo a lo que pueda venir, porque lo que venga, de la manera que sea y en el momento que quiera: vendrá.

Pero ahora, en la incertidumbre, comienza una necesaria y nostálgica vuelta atrás. Y viene despacito a veces, rápida otras y la mayoría de veces incoherente. Porque no es que el miedo te haga pensar en lo que puede o no puede venir. Es que, sin darme cuenta, echo de menos todos esos sueños que por culpa de la rutina he dejado escapar, y me vienen ahora para presionar, para que enderece el camino torcido.

Sí, ellos saben muy bien que el camino hay que enderezarlo. Saben demasiado bien sacar esos momentos dónde mucha gente ya predijo que entre lo que se ve y lo que se esconde hay una pequeña puerta que no está cerrada, y que algo terminará escapándose por ahí. Y puede que ya nunca vuelva.

Ahora, sin saber si es o sino es, sentada, de pie, dormida o despierta comienzas a oler el aroma de cada despertar, a sentir la humedad que se queda en la mejilla después de un beso o el eco de todo aquello que se oye pero no se escucha.

Y así estoy, pensando sin querer pensar. Sin miedo y con la necesidad de sentir que no se pierde nada si lo que queremos es seguir luchando…

Sí, son muchos párrafos viudos los que he dejado ahí, solitarios, solos con la idea, pero es que yo también me encuentro en esa sensación, en la de dejar en mi cabeza las ideas para no que no continúen, de momento. Ya lo harán y darán sentido y continuidad a todo.