domingo, 26 de septiembre de 2010

EL SÍ O NO AL 29-S

Se acerca el 29-S con unos sondeos catastróficos para los sindicatos. Parece ser que llegan momentos de cambio, que las herramientas de presión del pueblo ya no son el medio más efectivo para reivindicar y para actuar cuando las cosas no van bien.

Demasiadas personas en la cola del paro mientras muchas otras padecen el síndrome de la posible represalia mientras piensan: “Y si luego me echan, ¿qué hago”. La situación, tanto dentro como fuera de las empresas, es muy difícil de soportar.

Y mientras tanto, los sindicatos acaban sus últimas oportunidades para movilizar a la gente. Saben que es un momento crítico para ellos. Su aburguesamiento y la posición privilegiada que han conseguido en los últimos años está siendo cuestionada por el mundo laboral. Pocos ya confían en ellos y el Estado de Derecho, guiado por las cuerdas del sistema neoliberal, quiere que desaparezcan.

Es entonces cuando aparecen los buitres y los amenazan con insultos y calumnias, la derecha, quien se ve con posibilidades de ganar las próximas elecciones, quien entrará en el gobierno con el camino hecho en una reforma laboral y unas condiciones sociales propicias para aplicar, sin resentimientos, medidas favorables al capitalismo y a quienes, se les dará en bandeja la destitución del Estado del Bienestar. Y es entonces cuando aprovecharán para hacer resurgir, de entre las cenizas, el poder económico de quienes causaron esta crisis.
Pero deberíamos replantearnos que necesitamos a los sindicatos más que nunca en su verdadero papel, en ser los defensores de los derechos de los trabajadores. Sin ellos como ayuda en nuestra vida laboral perderíamos ya lo poco que nos queda.

Es momento de reflexión para todos, para sindicatos y trabajadores. Los primeros para que asuman el papel al que necesariamente tienen que dar cobertura, y a los segundos para que no se dejen engañar por falsas expectativas que a fin de cuenta tienen el destino de seguir acumulando riqueza en el bolsillo de solo unos pocos.
Ir o no a la huelga depende solo de ti, de tu capacidad de reacción. No dejes que nadie te coaccione, ni que nadie decida por ti. Necesitamos un mundo justo y mejor, y ojala lo consigamos.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Fronteras

Existe un momento crucial para el desarrollo del ciclo social en la vida de las personas y ese momento es el del nacimiento. A partir de ese instante la vida queda vinculada a la tierra que te ve nacer, a sus costumbres, a su cultura y a la posición que ocupa frente al resto del mundo.
Ese es el momento donde un niño pulcro en ideologías, religiones, bondad o maldad comienza su camino y su identidad. Una vida que puede convertirse en fácil o difícil. Una cara lavada con los mejores jabones o manchada del hollín de la pobreza.
Las madres dan a luz en las esquinas de las fronteras aún sabiendo que cada grieta en ellas puede suponer elegir un camino mejor o peor. Y sin embargo, hay quienes no se dan cuenta de este detalle, y cuando esas personas buscan un lugar para su supervivencia, otros, esos a quienes se les ha otorgado el poder los humillan y los devuelven, como si fueses animales sin dueño, al lugar de donde provienen.
Pero parece ser, que en este mundo que va tomando una conciencia individual cada vez más acentuada, nadie se percata de ese pequeño detalle. Y quienes tuvieron la suerte de nacer al otro lado de la frontera, donde el camino es menos costoso, donde las infancias son dirigidas hacia el poder y educadas para gobernar, lo hacen sin piedad. Frente a ellos quedan aquellos que no encuentran jabón para limpiarse la mugre de sus caras, que llevan cargadas en sus viejas maletas la imagen irreal de lo que no son, y colgados en el regazo niños que jamás podrán vivir en la plena libertad de elegir sus caminos.
Allí alzados en el atril del poder señalan, humillan y despojan a los que no quieren de su país. El territorio que ellos mismos se han atribuido y que otros esclavos, llamados ciudadanos, crean para su uso y disfrute.
Nadie se da cuenta de que las fronteras separan, que el mundo se divide en el momento mismo de la concepción.