lunes, 5 de marzo de 2012

Si en su lugar...

La lectura del post escrito por Edudardo Punset, titulado "Si en su lugar..."
refleja, cual injustos somos en esta vida. El escritor ridiculiza a cada una de las personas que según él, y su brillante creatividad, podría llevar una pancarta exponiendo sus desgracias, a raíz de la escrita por una funcionaria y que dictaba "Soy funcionaria, no voluntaria". Su imaginación dió lugar a otras pancartas, que no vienen al caso. ¿No se le ocurrió pensar a Punset escribir la suya? Decir algo así como "Soy Punset, me gané una reputación y un buen bolsillo, y después tuve la imperiosa necesidad de burlarme de mis conciudadanos". En España, somos así. Capaces de sacar una u otra vara de medir, según qué circunstancias. Yo no soy ni docente ni funcionaria. Soy una trabajadora de la privada, soy mujer, soy madre de tres niños, soy esposa, y también soy estudiante de periodismo... Y en todas esas facetas veo como mi vida se hace cada día más cuesta arriba por la crisis, más cuesta arriba por no poder conciliar la vida laboral con la profesional, más cuesta arriba porque mi tiempo libre, doméstico y familiar ya es incompatible con el académico. Pero aún así, quiero luchar y mantener unos derechos por los que mis progenitores lucharon día y noche. Por algo, que desgraciadamente, mis hijos no llegarán a conocer: una buena educación, un futuro laboral y social y unos valores consolidados gracias al compromiso de sus padres de que así sea (aunque cada día se haga más difícil en la sociedad en la que viven). Me parece ridículo, que una persona como el sr. Punset ridiculice a funcionarios, a carniceros o a pequeños empresarios. Y que "les empuje" a ayudar frente a esta crisis y seguir apoyando los hurtos que las grandes esferas efectúan sin el menor reparo contra la ciudadanía. Sr. Eduardo Punset, limpie ahora su honor criticándo y actuando frente a quienes son responsables de esta barbarie. Y deje a los funcionarios y al resto de la sociedad. Que nosotros no somos más que simples marionetas de los de arriba. Pero, que si el pueblo consigue unirse, recobraremos vida como Pinocho. Eso sí, sin mentiras ni infamias.