domingo, 29 de abril de 2012

Mi defensa a la Escuela Pública de Calidad


Hace unos días una noticia afirmaba la repulsa de un colectivo significativo de padres en contra de la huelga intermitente de los docentes para el mes de mayo. Pero no voy a entrar en analizar algo en lo que estoy en contra ni lo que mi raciocinio no logra entender. Estas letras llevan otra dirección.
Como madre de tres niños en edad escolar apoyo la lucha de los profesores. Tanto en defender una Escuela Pública de Calidad como en el sentido de sus derechos laborales y personales. Yo misma, el pasado 29 de Marzo, hice lo mismo.
¿Quiénes somos los padres para exigirles a un colectivo o a una sola persona el que no realicen esa huelga? ¿Quiénes somos nosotros o en calidad de qué para coaccionar el derecho constitucional de defender unos derechos adquiridos y ahora usurpados sin reparo? NADIE.
Puedo estar de acuerdo o no en las acciones, en las fechas, en la forma, en el contenido pero no puedo reprocharles nada, y mucho menos incitarles a que no hagan esa huelga.
Y decir también, que me entristece mucho que los padres, ansiosos de tener a sus hijos encerrados en los colegios incluso más horas de las que ellos mismos realizan en sus trabajos no se den cuenta de la valía de las personas que cada día intentan, a través del conocimiento que sus hijos, nuestro futuro, tengan la suficiente capacidad de juicio para defenderse en la vida.
Ahora, parece que muchos son ajenos a lo que está ocurriendo. El día de mañana llorarán por haber mirado hacia otro lado.
Desde aquí, mi gran apoyo a toda la comunidad educativa, que no decaiga vuestra lucha ni vuestro ánimo. Muchos os apoyamos y admiramos.

sábado, 21 de abril de 2012

Soy una de esas repetidoras

  Estaba a punto de cumplir los 30. Y todos hablaban de no sé qué crisis de la tercera década. Pero pensé que para mí pasaría desapercibida. Aunque no fue así. Recuerdo hasta el trayecto donde miles de pensamientos y dudas comenzaron a revolotear por mi cabeza. Tenía un bebé de 5 meses llamado Anabel, un trabajo, una vida casi estable pero no pude, en su momento, acceder a estudios universitarios. Entonces ocurrió, decidí estudiar y me apunté a un curso para hacer las pruebas de acceso para mayores de 25 años.

  ¿Qué estudiar? Pasé la prueba, y durante ese año nació Kike, mi segundo hijo, y postergué un año la entrada a la facultad. Y ocurrió el siguiente año, decidí estudiar Periodismo. Fue difícil la combinación familia, estudios, trabajo pero una experiencia muy gratificante. Conocí a gente nueve, gente que hoy por hoy son grandes amigos. Aprendí muchas cosas, sobre el periodismo, sobre la amistad, sobre la vida, sobre las nuevas tecnologías… Pero como comprenderéis, mi ritmo académico iba dejando alguna que otra asignatura pendiente para el año siguiente.

    Y el destino quiso que Andrea, mi tercera hija, naciese cuando estaba casi acabando la carrera. Ahora, mis quehaceres familiares, mi trabajo, mi carrera e incluso mi activismo por luchar por una vida mejor en el futuro de mis hijos hace que las seis asignaturas que me quedan sean una gran cuesta, que pienso subir, por supuesto!!

   Lo que quiero decir es que, los nuevos recortes y la nueva política que quiere llevar el gobierno y pagar seis veces más por el crédito a los repetidores puede hacer que yo no pueda ni si quiera acceder el año que viene. Yo tengo asignaturas pendientes porque mi vida no me permite ir al día como cualquier otro alumno. Ahora, desgraciadamente tampoco voy a tener las mismas oportunidades que ellos.