miércoles, 26 de diciembre de 2012

El trueque y Plaza Castilla




Un día, un grupo de madres, cansadas de oír tanto la frase “cómprame esto, cómprame lo otro”. Y cansadas además de sucumbir a la propia sociedad capitalista promovieron crear una actividad para inculcar otros valores a sus hijos. Así fue como la idea fue tomando forma hasta crear el Mercadillo delTrueque.

Y de aquel primer año, de la experiencia y de las sensaciones, se gestó el germen para la segunda edición. Y es que hasta las propias organizadoras no sabían muy bien qué pasaba porque todo se materializaba para que el objetivo saliera perfecto.

La segunda edición de esta forma antigua de cambiar cosas se ha plasmado en una nueva manera de relacionarse entre la comunidad. Ya que el día 23, la plaza de Castilla se convirtió en el punto de encuentro de niños, padres y abuelos, de comerciantes y clientes, de instituciones y ciudadanos. Todos dispuestos a pasar un día inolvidable y sobre todo a enseñar una de las lecciones más importantes: La cooperación.

Fue un día intenso lleno de emociones y experiencias que todos los vecinos de la zona nueva de Altabix pudo compartir. Desde las 8 de la mañana, ya estaban los papás organizando la infraestructura de los puestos y de los stands. Y es que fueron más de 40 niños los que, ubicados en su lugar, aprendieron a negociar con sus propias reglas, con sus deseos y sus necesidades. Sin embargo, los padres debían aceptar las normas del trueque y mantenerse ajenos a las negociaciones de sus hijos, aunque algunos lo aceptaron más que otros. Y así, tanto progenitores como niños aprendieron el valor del trueque por necesidad y pretensión y no a cambio del dinero. Y aunque el trueque existe desde tiempos inmemorables, a todos los participantes, aún contaminados por ese frenético consumismo, les costó asimilar algunos tratos. Pero aún así, fue una experiencia enriquecedora para muchos e incluso los adultos pidieron que en la próxima edición se pudiera intercambiar cualquier cosa además de juguetes.



La jornada se desarrolló con la armonía propia de un ambiente dispuesto a compartir y a colaborar con todas las actividades. Además, los comercios de la zona, que tan dispuestos estuvieron a participar recogieron más de 500 kg de comida para entregar a Cáritas a cambio de regalos y descuentos de sus establecimientos, pero también esos juguetes de los que muchos se desprendieron para dar paso a los nuevos, fueron a La Cofradía El Lavatorio para los niños más desfavorecidos.Asimismo, hubo un punto de recogida de tapones para ayudar a esas personas que necesitan ayuda y la que reciben no es suficiente.

Entre las acciones educativas cabe resaltar a las AMPAS del Clara Campoamor y del Pla, ya que el primero recogió libros para el colegio y el segundo material escolar. Y también agradecer a los profesores del Clara Campoamor que estuvieron allí, con un taller de instrumentos musicales compartido por todos sus alumnos y enseñándoles a trabajar en equipo y a reciclar.

Hasta hubo momentos para disfrutar con los animales y aprender de ellos. Y tampoco faltó la dedicatoria a  esos abuelos que tanto y tanto ayudan a sus hijos y a sus nietos. Porque en el taller “No nos olvides” los nietos les pidieron a su mayores que les cantaran villancicos a cambio de una rosa. Y también estuvo presente una red laboral donde todos los vecinos del barrio dieron a conocer su actividad profesional para el resto y así promocionarse.

La II edición del Mercadillo del Trueque fue bonita porque en un mismo escenario hubo solidaridad, compañerismo, amistad, cooperación y magia. Lo que más abundaba por el mercadillo era la magia que hizo posible este momento compartido. Y sobre todo ese día se pudo plasmar algo muy importante: Que entre todos, se puede.


Raquel, Maite e Inma