Hace unos días una noticia afirmaba la repulsa de un
colectivo significativo de padres en contra de la huelga intermitente de los
docentes para el mes de mayo. Pero no voy a entrar en analizar algo en lo que
estoy en contra ni lo que mi raciocinio no logra entender. Estas letras llevan
otra dirección.
Como madre de tres niños en edad escolar apoyo la lucha de
los profesores. Tanto en defender una Escuela Pública de Calidad como en el
sentido de sus derechos laborales y personales. Yo misma, el pasado 29 de
Marzo, hice lo mismo.
¿Quiénes somos los padres para exigirles a un colectivo o a
una sola persona el que no realicen esa huelga? ¿Quiénes somos nosotros o en
calidad de qué para coaccionar el derecho constitucional de defender unos derechos
adquiridos y ahora usurpados sin reparo? NADIE.
Puedo estar de acuerdo o no en las acciones, en las fechas,
en la forma, en el contenido pero no puedo reprocharles nada, y mucho menos
incitarles a que no hagan esa huelga.
Y decir también, que me entristece mucho que los padres,
ansiosos de tener a sus hijos encerrados en los colegios incluso más horas de
las que ellos mismos realizan en sus trabajos no se den cuenta de la valía de
las personas que cada día intentan, a través del conocimiento que sus hijos,
nuestro futuro, tengan la suficiente capacidad de juicio para defenderse en la
vida.
Ahora, parece que muchos son ajenos a lo que está
ocurriendo. El día de mañana llorarán por haber mirado hacia otro lado.
Desde aquí, mi gran apoyo a toda la comunidad educativa, que
no decaiga vuestra lucha ni vuestro ánimo. Muchos os apoyamos y admiramos.