martes, 7 de mayo de 2013

9 de Mayo


Tengo la grandísima suerte de poder ayudar a mis hijos en sus tareas escolares. Digo grandísima porque, para bien o para mal, tuve la suerte de pertenecer a una generación que marcó mucho la vida de la gente media de éste país: La educación llegaba a muchos hogares.

Familias trabajadoras pudieron, en muchos casos, darles a sus hijos la posibilidad de estudiar alguna carrera y que esos estudios formaran parte de su vida profesional.

Por eso, aún puedo dar gracias de sentarme con mis hijos, ayudarles en los problemas que les surgen en su andadura por primaria, y no sé hasta dónde o cuál será nuestro límite en su educación.

Y ésta reflexión viene, porque recuerdo el momento en el que mis padres tuvieron que decirnos: “No puedo ayudarte, ya no sé resolver esos problemas”. Aquella frase que me dejó desprotegida en la educación que recibía en mi hogar, pero que pude complementarla en las aulas.

Nunca pensé que el progreso que se me daba entonces, las oportunidades que los hijos apenas valorábamos pero que se nos hacían recordar por nuestros progenitores, y que no tuvieron aquellas oportunidades, hoy, una generación después, se esté destrozando desde las instituciones públicas que, valga la contrariedad, deben proteger al ciudadano.

Hoy más que nunca, y como una compensación a nuestro “¡uff, siempre estáis con lo mismo!” que soltábamos cuando ellos, los abuelos de hoy, nos martirizaban con el “aprovecha, que yo no pude hacerlo”.

Hoy en honor a aquellas palabras, en agradecimiento a sus esfuerzos, sacrificios y tesón para que tuviésemos un porvenir debemos luchar contra este retroceso.

El próximo día 9 de mayo sobran las excusas y falta el coraje necesario para parar los pies a quienes deciden sin más, robarnos pasado, presente y futuro.

El 9 de mayo, si no lo haces por unos, tus hijos, hazlo por los otros, sus abuelos. Demostremos a nuestros padres y abuelos que sus enseñanzas no cayeron en balde, y que hoy seguimos sus consejos para el mejor porvenir de sus nietos.

martes, 26 de marzo de 2013

Esa mujer aparadora


Autor: Lola Soler


Y homenajeamos a las aparadoras. Esas grandes mujeres que trabajaron en la clandestinidad de sus hogares, sin que nadie les ofreciera unas dignas condiciones de trabajo.
Esas mujeres que criaron a sus hijos entre hilos y cortes de zapatos, mientras esos niños también refinaban, cortaban hilos, o ayudaban a sus madres a organizar el trabajo que un repartidor dejaba cada mañana en un gran saco en el portal. Y que a veces recriminaba la urgencia del trabajo terminado, sin conceder a esa familia un suspiro para una enfermedad o las rutinas escolares de sus hijos.
Esas mujeres que mezclaron en sus hogares el olor a cola, suavizante de la colada y el cocido de los fogones, sin una mínima prevención laboral que les amparara.
Esas mujeres que no tenían horario, y que muchas veces, ante las premuras, ya ponían sus máquinas de aparar a tempranas horas de la mañana, y que para muchos de nosotros fue el sonido del despertador.
Homenajeemos  a esas mujeres que hoy sufren enfermedades como la fibromialgia o la parálisis del calzado y que por ser invisibles en la seguridad social, muchas carecen hoy de una jubilación digna o de una calidad de vida decente.
Y hoy,  les rendimos tributo a bombo y platillo. Les dedicamos una plaza, y vamos borrando signos de otro color, y pintamos de demagogia y de adules inmerecidos a quien, en la realidad, mira hacia otro lado evitando que sus ojos se contaminen del mal real de esta sociedad.
Sí, homenajeemos a esas mujeres invisibles, víctimas de una economía sumergida, de un trabajo esclavo que se sumó a ser madres y esposas en sus hogares, y que nadie quiso festejar ni atribuir.
Homenajeemos a las mujeres cuya profesión fue la de aparadoras pero con dignidad y no con un mero nombre en una plaza escrito con un lápiz blando que aún deja ver cómo se ocultan otras desgracias en el mundo.

Autor: Lola Soler

viernes, 22 de marzo de 2013

Confiamos!!!





La coordinadora de la plataforma de interinos de la comarca, docentes, alumnos y padres hemos vivido un momento histórico que nos reafirma en la idea de que ¡Sii se puede!.

La concentración social vivida en Ceip Clara Campoamor dio una respuesta clara y concisa a quien pensaba callar la voz de los ciudadanos. Allí, en las puertas de un colegio nuevo pero firme nos opusimos a los recortes y mostramos la confianza al sistema educativo existente.

La agitación social que se vive a causa de la crisis, los continuos recortes que se están llevando en todas las esferas sociales, y que para más INRI, no conllevan una mejora de los sectores como educación o sanidad hace que el pueblo se manifieste y adopte la conciencia necesaria para dar una respuesta contundente y escueta: ¡Basta ya!

Desde la plataforma nos informaron in situ de la respuesta a las protestas y la huelga, ya que su presión y su alto porcentaje de participación y seguimiento -entre el 60 y 100% en varios centros de las comarcas del sur de la provincia d'Alacant- ha conseguido que Conselleria convoque a una nueva mesa para la semana que viene. Y tras éste comunicado se escuchó un apasionado grito común: "¡Si se puede!"

Espero que esta unión de colectivos, de familias y de vecinos haga reflexionar, y muy seriamente, a quien tenga el privilegio de cambiar las cosas. Por que no estamos dispuestos a consentir más humillaciones ni más actos que desestabilicen nuestras vidas.

Agradecer a TODOS los que con su granito de arena, con su voz y con su estar han contribuido al éxito de este pequeño gran progreso en el diálogo social. GRACIAS.

miércoles, 20 de marzo de 2013

17 de septiembre de 1986



17 de septiembre de 1986. Mi madre, junto con otras vecinas de la zona y afectadas por la decisión del Consejo Municipal Escolar, que obligaba a los niños  de una zona de Elche al traslado a otro colegio ubicado en una zona mucho más alejada del domicilio de los alumnos. Entre otras muchas reivindicaciones aquellos días, también se trataba de posicionarse ante la falta de docentes en el nuevo colegio dónde yo terminaría mis estudios de EGB, el Ceip Ausias March. Y en esa foto amarillenta, está ella, y yo. Un recorte de periódico que ha avivado la idea de seguir peleando por lo que uno cree.

Siempre he aprendido de ellos, de mis padres. he aprendido a ser honesta, a trabajar y ganarme el pan (como decían mis abuelos), a luchar por lo que uno cree. Creo que aquella accion de aquellas mujeres siempre me dejó una huella, una dulce huella que el mantra que utilizo cuando el desánimo se apodera de mi.

Y desgraciadamente, mis hijos han tenido que vivir, casi veinticinco años después las mismas dificultades que nosotros: La deficiencia de un sistema educativo, sin un centro donde estudiar y tener que errar de unas aulas en unos locales comerciales, a colegios que no nos pertenecían hasta llegar a un colegio que un año más tarde se quedó, literalmente, sin patio.

De aquella lucha que aún recuerdo, aquellas grandes mujeres consiguieron que sus hijos tuvieran un autobús durante tres años, que nos recogía desde la Plaza Barcelona y nos llevaba hasta el barrio de Casablanca, y después nos devolvía a casa.

Luego fue el instituto, y luego los vaivenes de la vida que te hacen decidir qué camino seguir.

Y por ello, esa educación a la que estuve expuesta. Esos días cargados de tensión, de necesidad e impotencia cundo yo apenas tenía once años, aquella semilla ha germinado y ha dado fruto al árbol que soy, y entre mis ramas, mis hijos, ya hay una historia vivida que nos guía para seguir luchando por lo que creemos que es justo: Una educación de calidad.

viernes, 15 de marzo de 2013

Acoso y derribo a mis queridos maestros



Soy madre de tres niños, dos escolarizados en ese colegio llamado Clara Campoamor que es tan perseguido por la Consellería y por los acérrimos de castellanizar España y ningunear el idioma valenciano. Y cuyas acciones bien alimentan el ego de quienes, en el poder, también lo desean.
El motivo de este escrito es el de denunciar el acoso psicológico que sufre el profesorado constantemente, bien por parte de Consellería o bien por los individuos antes citados. Ya que resulta que las últimas noticias que hemos tenido han sido precisamente un nuevo ataque al profesorado. Concretamente contra una profesora interina que ayer ejercía su derecho a la libertad de expresión y a su protesta, y que llevaba un cartel en el que pedía que se valorara su trabajo, porque los derechos firmados y pactados en el vigente acuerdo de estabilidad de interinos, ha sido machacado por Consellería, condenando a los interinos con más de 15 años de experiencia al paro sin tener en cuenta ni su labor educativa, ni su experiencia docente. Y esta protesta parece que ha molestado mucho a algunos padres, que actuando como auténticos paparachis hasta han inmortalizado sus denuncias con fotografías.
Me parece un acto totalmente incongruente el que se amoneste al profesorado por su forma de expresión, cuando se permite públicamente el ser estandartes de grandes empresas de moda, promocionando gratuitamente las marcas de industrias que explotan incluso a niños. Pero claro, eso lo permitimos. Dejamos que las empresas entren en los colegios a buscar a futuros clientes potenciales, o usar a los niños como cebo para el consumo de los padres. Eso no lo denunciamos, eso lo permitimos. Y sin embargo, ponemos la zancadilla a profesores, les exigimos más trabajo y avivamos el odio entre algunos padres y maestros.
Sin embargo, yo no estoy de acuerdo en este acoso y derribo, ya que les debo mucho a los profesores, y como defensora de la Escuela Pública y de Calidad exijo la protección de aquellos a quienes he delegado mi total CONFIANZA Y RESPETO y se les deje trabajar con dignidad sin más atropello.

miércoles, 13 de marzo de 2013

El hurto de la necesidad




Ayer, mi hija me pidió una chocolatina. Esas de renombre que te hacen parar el mundo para degustarlas. Y como estamos en crisis y tenía que comprar tres en vez de una-por eso de repartir entre todos los  hermanos- decidí bajar a un gran establecimiento. De esos en que todo parece más barato.

Me dirigí al sitio, sabía el trayecto y el lugar exacto dónde encontrarlas. Al llegar me incliné para cogerlas y poder comprarlas. Y con éste inocente gesto rompí el espacio entre un señor y sus acciones.

Pude observar, sin mirar y sin ser vista, como alguien a mi lado abría su cazadora e introducía algo para volverla a cerrar y ocultar así lo que no estaba dispuesto a pagar. No quise volver mi mirada ni ser cómplice de aquella situación, porque ya me sentía encubridora de lo que sucedía.

Pero también sentí su vergüenza, sus nervios, su no saber qué hacer después. Y allí se quedó, fingiendo que buscaba algo más con unos ojos perdidos, quizás, en el remordimiento de sus actos.

Soy habitual de ese establecimiento y conozco a parte del personal. Pensé en comunicar el robo pero mi última mirada a aquel anciano encorvado, que la ropa le bailaba en su cuerpo, que sus ojos delataban y que sus manos temblaban le dijo a mi conciencia que respetara su acción. Y así lo hice.

De camino a la salida pensé muchas cosas menos en denunciarlo. Algo me decía que aquel el hurto era un signo de la deriva de nuestra sociedad. Que ese señor, que podría ser cualquiera de nosotros, en un acto de necesidad, de urgencia o de desvarío se había convertido en una señal de alarma, en una voz silenciosa, en la imagen real del abandono social que se está instalando en nuestras vidas de una forma insultante. Y ahí tengo esa imagen incrustada en la retina, parpadeante, como cuando el sol nos quema la vista y nuestra conciencia nos atrapa.

martes, 19 de febrero de 2013

Quo vadis?




La semana pasada colaboré, junto con otra mamá, en unas actividades para fomentar la lectura en el colegio público donde estudian mis hijos.

No somos unas expertas animadoras, ni personas con demasiada gracia para contar cuentos, pero desde luego que pusimos nuestro empeño en hacerlo, y añado que tuvimos que utilizar la lengua valencia con poca destreza, ya que elegimos este plan lingüístico para nuestros hijos (con el fin de que en un futuro, no pequen como yo de no conocer la lengua del pueblo en el que viven).
De esta forma, preparamos con esmero y delicadeza la actividad, quisimos que fuese amena, divertida y que los niños disfrutaran con ella. Pero no lo conseguimos.

Quizás no fuimos las mejores oradoras del mundo, ni las más divertidas, ni las más elocuentes, puede que ahí radicara un poco el fallo. Quizás tampoco elegimos el mejor cuento, ni con la temática más adecuada, y quizás la culpa de este fracaso fuese solo nuestro. Pero como ya he dicho al principio, fuimos voluntarias y con mucha ilusión al respecto.Y pese a la ilusión, e incluso la decepción, de que los niños no vivieran el cuento tal y como nosotras habríamos querido, la experiencia fue bastante dolorosa.

Debo decir, que no pude dejar de evocar mis momentos en la escuela. Ya que el recuerdo que tengo de ellos siempre aviva sensaciones muy agradables: el olor a lápices, a goma de borrar, la pizarra, los libros... avivaron todos esos recuerdos. Pero la situación que viví me hizo comparar a la generación que tenía delante de mi  a la que yo fui una vez.

Siempre la he recordado con respeto. Si, había niños más charlatanes, desobedientes, contestones, sí. Pero ante todo, había un profundo respeto hacia los profesores. Y revivirlo hizo que esa comparación me reafirmara como se destruye la educación. Porque presenciar aquel escenario de niños revueltos y nerviosos impedía a la docente tomar las riendas de una clase con veintiocho niños. Aunque era viernes, y víspera de empezar el fin de semana, y los niños estuvieran más nerviosos que de costumbre, se pudo percibir muchas cosas, que desde luego, deberían a los padres a invitarnos a una profunda reflexión sobre cómo estamos educando a nuestros hijos. Hubo de todo, niños con una escasa ingenuidad que se percibía de niños de apenas 7 años, falta de respeto, falta de valores… Y  hubo un momento que se me quebró el alma cuando un niño dijo que él no creía en la magia. Lo reconozco, me dio pena pensar, que su raciocinio infantil, no era un buen síntoma de madurez, sino una quiebra muy temprana de su infancia.

Pero si todavía no había visto poco, me sentí tan indefensa entre esas cuatro paredes, siendo partícipe de lo que los maestros tienen que lidiar: enseñar modales, enseñar respeto, enseñar empatía, enseñar y enseñar tantas cosas que se alejan de la cultura, porque tiene que ser tan difícil esta ahí, con esos niños, que unas veces atienden, otras miran el techo y otras chinchan al compañero....

Días después a esta experiencia que viví, una buena amiga que tiene una niña en proceso de escolarización me preguntó por el colegio. Quería información sobre él para poder elegir un lugar dónde su hija aprendiera. Y aunque hablé y alabé al centro, no supe como decirle que qué podemos esperar de la educación de nuestros hijos, cuando el sistema educativo está gobernado por quienes no quieren una educación pública de calidad, cuando las condiciones para impartir las clases, ya sea por burocracia administrativa o por dejadez de los padres cada vez encuentra más barreras y cada vez se diluye más y se desvanece de su significado.Qué decir cuando el después venga cargado de remordimientos por no haber "hecho un poco más" para salvar el futuro educativo de nuestros hijos.

miércoles, 13 de febrero de 2013

DEP



Que descansen en paz todos aquellos que en los últimos años no lo hayan hecho en vida. No era de las que el miedo se había instalado en mí, pero ahora, su sombra me atemoriza. Aunque todavía tengo coraje para hacerle frente, porque, demos gracias, que aún seguimos en el camino.
Desoladora quizás sea la palabra para definir tan macabra situación que estamos viviendo en España, pero es más tétrica si cabe, cuando es a tu lado donde suceden los desahucios, los no puedo aferrarme más a esta vida, los que miran al futuro con la incertidumbre acomodada a su lecho.

¿Hasta cuándo? ¿Hasta qué momento debemos seguir aumentando la sinrazón de los acontecimientos que día a día nos encontramos?

Siempre, siempre defiendo el poder del pueblo frente a los bárbaros que nos gobiernan. A esos que no les importa que el pan llegue a tu boca, porque ellos tienen buenas vacas para alimentarse y buen vino con el que celebrar sus victorias. ¿Pero es defendible ese poder ciudadano? Porque es inaceptable que los vaivenes de rumbo del Gobierno sean a causa del dolor y sufrimiento que lleva al pobre a desprenderse de su vida.

¿Qué vida nos quitáis? ¿Esa que pasamos aumentando vuestras plusvalías? ¿Esa que desperdiciamos en tiempo por proteger a nuestras familias del hambre?

De qué hablar sino del recuerdo de quienes se van, de una forma tan tormentosa, dejando dolor y rabia en su entorno. No sé si os complaceremos con la valentía de afrontar lo que nos toca, pero os aseguramos que vuestra ida aún mueve el motor de las injusticias con más fuerza, y por ende, vuestro recuerdo estará presente en nuestra lucha. 

miércoles, 6 de febrero de 2013

Los niños del Clara Campoamor conmemoran el día de la Paz



Las fechas de días cualesquiera se transforman en conmemoraciones de actos que siempre deberían ser intrínsecos al ser humano. Porque el 30 de enero significa muchas cosas: El día de No-violencia y la Paz, el día del aniversario de la muerte de Mahatta Gandhi y el día en el que gracias al poeta y pacifista mallorquín Llorenç Vidal Vidal, en el año 1964 se fundó la jornada educativa no gubernamental  en España como un punto de partida y de apoyo para una educación no-violenta y pacificadora de carácter permanente. Y así lo han vivido los niños del Clara Campoamor de Elche.

Y aunando historia y memoria, el Ceip Clara Campoamor de Elche, quiso rendir homenaje en éste día con actividades que formen la paz, la cooperación y la solidaridad entre los niños. Entre esas actividades se realizó un concurso de dibujo dónde participaban todas las aulas, y se expuso en el hall del colegio, y cuyos dibujos irán a formar parte de un gran mural que se expondrá en el patio del centro. Además, se decoraron palomas de la paz con la huella blanca de las palmas de los niños.


Conjuntamente, desde la asignatura de música se enseñó la canción de ‘Jo vull la Pau’ que fue entonada a ritmo de piano por toda la comunidad educativa en el patio, donde se formó un gran círculo humano, con sus cuatro líneas dentro que forman la huella de un ave y creado por Gerald Holtom icono del día de la Paz. Además, desde el mismo centro varios alumnos soltaron cuatro palomas que revolotearon por el cielo y el palmeral adyacente.

Lorenzo Vidal Vidal
De Lorenzo destacar su labor como poeta, educador y pacifista, entre ellas el DENIP (Día Escolar de la No-violencia y la Paz), con una gran difusión internacional  que ha conseguido que celebrar el día de la Paz sea motivo de dedicación en las escuelas de casi todo el mundo. Son sus palabras el germen de sus deseos: “una semilla de no-violencia y paz depositada en la mente y en el corazón subconsciente de los educandos, y a través de éstos, en la sociedad”. Así es como la huella de Vidal sigue vive y ha conseguido crear conciencia de paz interior y exterior a través de la educación.

Mahatma Gandhi
Del activista Gandhi qué decir que no se haya dicho ya sin dejar de recordar su incansable lucha social, su resistencia no violenta, su reclamo a la independencia de la India. Incluso su trabajo incansable por reformar la sociedad en proyectos de integración de todas las clases o el desarrollo de las zonas rurales hasta que fue asesinado un 30 de enero en 1948. Y entre sus citas más célebre está aquella que decía: “No hay camino para la Paz, la Paz es el camino”

Los niños del Clara Campoamor tuvieron la oportunidad de contribuir a que la comunidad educativa se convierta en un instrumento de paz, de nuevas formas de entendimiento entre la diversidad cultural, racial, religiosa, y con la ambición de ser un reflejo de una sociedad que comparte defectos, pero que también educa para vivir y ayuda a los alumnos a adquirir las capacidades y competencias necesarias para una participación social activa. Hay que favorecer, a través de la educación, a la concienciación de todos de que un mundo mejor, más justo y más humano permita que todos los individuos tengan la misma oportunidad de desarrollar sus facultades en el seno de una sociedad democrática, libre, justa, responsable y en paz.

lunes, 21 de enero de 2013

La pequeña esfera de la corrupción


Salta a los medios de comunicación otro de los miles de casos de corrupción que tenemos en España. Y es curioso cómo la gente se escandaliza de la situación. Cuando en nuestro país, el "sobre" ha sido una de la identidad propia de los españoles.
Pero claro, ahora todos saltan indignados cuando se escucha que personas han sido financiadas, es decir, manipuladas y empujadas con dinero para favorecer o enriquecerse a costa del dinero de los demás.

Pero creo que es un buen escarmiento para todos. Porque hemos vivido en la cultura del engaño, de la estafa de acercarnos a personas influyentes para dar saltos jerárquicos que nos posicionen en lo más alto de la cúpula. Y da igual que seamos políticos que empresarios que don nadies (que para quitar dramatismo a esta palabra decir, que todos somos importantes).

Y es triste saber que vives en una sociedad dónde el que está en un cargo o puesto de responsabilidad, y hablemos de cualquier esfera social, no es precisamente la persona más habilitada para ello, ni la más preparada, ni la que más esfuerzo hacer por conseguir resultados. Si no quienes saben cómo camelarse a los que ostentan poderes, los que saben como tejer artimañas para conseguir sus objetivos, quienes, como en la selva, derrumban lo que haga falta con tal de sentirse unos centímetros por encima del mundo y dar órdenes, o sentirse diferente porque su bolsillo está más abultado o tiene una posición social que le permite humillar y menospreciar al que tiene por debajo.

Si, es triste que en vez de fomentar el amor, el compañerismo, la igualdad de oportunidades critiquemos acciones que en nuestra propia rutina las llevamos a cabo. ¿Qué tendrá el sentirse poderoso que lo arrastra todo?. Ojalá el mundo cambiara y ojalá estuviera ahí quien es capaz de mover el mundo en igualdad y no en desigualdad.

jueves, 3 de enero de 2013

Dedicatoria a SSMM los políticos




Señores políticos, reflexionen seriamente sobre su “estatus” porque creo que a todos se nos está hinchando algo más que la vena con tanta olor a mierda que invade el país. Siento ser tan políticamente incorrecta, pero cuando ustedes decidan actuar en consecuencia con sus ciudadanos, entonces nosotros valoraremos la posibilidad de tratarlos como se merecen, si es que se merecen algo.

A veces pienso qué clase de escrúpulos deben tener los políticos cuando ven a personas suicidarse, quemarse o quién sabe qué locura más hacer para aliviar la angustia de la insostenible situación que se está viviendo en España. Y lo más cruel de todo, es saber que han sido elegidos en su cargo –supuestamente- por los ciudadanos. Pero ¿qué clase de cinismo nos está gobernando?

Dos casos de suicidio en un mismo día, más el desempleo, más la corrupción, más el deterioro social, y muchas más cosas que debo dejar para no extenderme más son muy preocupantes. ¿Qué no se puede hacer nada? ¿Qué lo que se puede hacer es sólo acuchillar a las clases sociales más bajas? Y ¿con qué sentido?

Les pido un favor, si lo quieren en forma de carta a los Reyes Magos, porque ustedes necesitan de tanta opulencia para sentir la mirra y el oro, me rebajaré a escribirles como su subordinada, pero les pido, les exijo y les increpo, que hagan algo desde las instituciones para paliar estar muertes inocentes. Y no me digan que no se puede hacer nada, porque ese rollo ya lo conocemos y –entre nosotros- sabemos que no es verdad.

miércoles, 2 de enero de 2013

¡Bienvenido 2013!




Al llegar la Navidad siempre espero pasar unos días entre familia y amigos, y embriagarme de luces y dulces villancicos. Pero nunca lo consigo. Y es que llega la inesperada Nochebuena, dedicada a estar en familia y pasar buenos ratos y se convierte en separación, en autoridad y otra vez más, en desilusión. Pero pasan los primeros días con la casa decorada de bolas brillantes, un árbol que destella luces y un Belén hecho más por distracción que por devoción. Y vuelven los propósitos que nunca se cumplen y que se guardan en las cajas del trastero con el resto de la decoración navideña.

Y entonces, pasa una semana veloz que se desliza por mi lado casi sin rozarme hasta llegar la Nochevieja. La noche lujuriosa por defecto de todo el año, y que revive la sensación de una opulencia que no va contigo pero que te hiere porque te hace diferente al resto. Quizás sea el recuerdo de aquellas noches gélidas que guardo en la memoria, cuando era joven y lucía vestidos que ni abrigaban ni embellecían pero que te hacían pertenecer al grupo. Ya disfruté de esas madrugadas, que pasaban igual de efímeras que las de ahora, y quizás por eso, ya no las hecho tanto de menos.

Se acaba 2012 con la experiencia de un año atiborrado de reivindicaciones, de nuevos proyectos y agonías sociales. Y sin embargo, resurge otra vez el mismo sentimiento de sentirte ajena a unas tradiciones que no acompañan al fin de año como se merece, porque ni las uvas ni el cava olvidan la incertidumbre del los nuevos días que están por llegar.

Aún así, la esperanza y la nostalgia cenan juntas, y al acabar los abuelos duermen en el sofá mientras los niños juegan- y pides que esa magia dure siempre- y decoran la casa con motas de algodón que simulan la nieve que imaginan pero que el tiempo les priva. Y entre tres generaciones la casa luce y espera alerta a un nuevo año, una época de incertidumbres que acompañan la noche. Y mientras se habla de crisis y cómo solventarla, en la más pura ingenuidad, los más osados no podemos reprimir sentir cierto miedo al año que toca la puerta porque entre los villancicos de fondo, las noticias de la televisión  hablan de subida de impuestos, de luz y de agua.

¿Qué suerte tendremos los que exhibimos la clase obrera, los que sabemos que todo es una farsa impuesta, los que entendemos que así no va el mundo?  Mucho alboroto alberga mis pensamientos esta noche de fiesta. Porque no es momento de tener miedo y sí sentirse capaz de conseguir, como hacen los niños, que nieve dentro de casa y que los copos de nieve no mojen sino decoren.  Hay que sentir sus risas como el motor que de impulso al movimiento sin que la indeferencia sea una estorbo en nuestros días.

Y pese al desconsuelo de la noche más majestuosa del año llega un nuevo amanecer, cargado de risas y de sueños, de utopías y desafíos. Un día más, tan normal y tan especial como cualquier otro pero que  ante la adversidad, ante el descaro, y ante la falta de impunidad tenemos que sobrevivir por estos locos bajitos. Y aprender a reír sin saber porqué, y evitar que les roben la felicidad.

Este nuevo año aprendamos a convivir con nuestros hijos, y  a olvidar nuestros prejuicios. Preguntándonos el porqué te las cosas y dando libertad a la verdad. Que nos enseñen a no temer a las amenazas sino a combatirlas con creatividad, con amor y esperanza. Eduquemos a nuestro futuro en la espiritualidad y en la creatividad necesaria para que cambie el engranaje de éste mundo obstruido. Y sobre todo entender que continuar forma parte de cada uno y éste 2013 es el año de la victoria del ser humano.