Estimada madre:
Tú y yo tenemos muchas cosas en
común. Pero la más importante es que las dos aprendemos a ser madres día a día,
momento a momento, segundo a segundo. Desde el primer instante que cogimos en
brazos a nuestro bebe aceptamos la responsabilidad que nos marcaba la vida. Y así lo demostramos en el día a día. Porque de ellos hemos aprendido muchas cosas: que no hay tiempos
programados si no imprevistos superados. Que no existe diablura que no se olvide
con sus sonrisas. Que es tanto y tanto el cariño recibido que no nos damos
cuenta del amor fundido que dejamos en los abrazos.
Nos hemos conocido en la panadería
comprando el pan para los bocadillos. Hemos intercambiado experiencias y nos
hemos dejado aconsejar la una a la otra. Y todo gracias a ellos. Porque sin ellos, nuestros hijos,
no nos hubiéramos parado en el parque y nos habríamos conocido. No hubieras
entrado a mi casa a no ser por la amistad de nuestras hijas. Y sin quererlo
hemos forjado nuevas amistades que se presentan duraderas. Pero de lo que todavía no te has dado cuenta es de que la
responsabilidad también nos debe unir en la lucha por su futuro.
Se que vas liada, siempre
corriendo para llegar aquí y allí. Pero detente un minuto y piensa en lo que
está pasando. ¿Acaso no merece un minuto de tiempo el porvenir de tus hijos?¿No te importa qué educación van a
recibir a partir de ahora? Sabes que somos capaces de dárselo todo, de comprarles cuántas
colecciones de nuevas modas salen al mercado, de esas zapatillas que están de moda ¿y por qué no darle ahora
pegatinas en forma de herramientas para que luche y defienda su futuro o de comprometerlos en la moda de defender sus derechos?
Si te
alegras por sus buenas notas, o si te
preocupas por su deficiente atención ¿Por qué no informarte de lo que el próximo
curso va a sucederle en las aulas? Y ayudar a quienes día a día también se
preocupan por ellos. No sigas justificando tu inoperancia en excusas y rencores
hacia los profesores. Ellos luchan el día a día igual que tú, con la diferencia
que la mercancía de su trabajo es tu hijo, y el objetivo es que tu niñ@ tenga
la suficiente educación para poder definir su vida sin que nadie se la dirija.
Vamos, que no sea un borrego dirigido por el pastor, si no un ciudadano con voz
y voto.
Decirte
además, querida madre, que necesitamos tu ayuda. Porque esto se hunde. Que la
información que nos llega es abrumadora, que el futuro es muy incierto, y que
tu coraje como madre es necesario ahora más que nunca. Recuerda tu infancia,
recuerda tus logros, piensa en la lucha de tus padres, la que ahora debes
dirigir hacia los tuyos. No nos dejes solos a quienes queremos parar estas injusticias creadas por insensibles y déspotas. Porque entre tú, tú y y tú, entre las mujeres luchadoras que todas llevamos
dentro está el que nuestros hijos tengan las mismas oportunidades en la vida.
Es el momento de demostrarles cuánto amor sentimos por ellos y enseñarles los valores de la vida para que su futuro no les robe la sonrisa del ahora. Gracias.