Hubo una vez un tiempo donde la figura del funcionario era
sinónimo de estupidez. Fue en aquella época donde cualquier emprendedor
alineado a la construcción y derivados se alzaba en los beneficios puros y
duros, en una picaresca típica de la España del Lazarillo de Tormes.
Una época donde cualquier persona con un mínimo de
iniciativa montaba una empresa, evadía pagar impuestos y contrataba inmigrantes
para ganar, ganar y ganar… A aquellos tiempos los envolvió una burbuja, la inmobiliaria
llamaron después. Pero esa burbuja terminó en explosión y salpicó de lleno a
todos los ciudadanos, que vieron cómo cada trocito de esa burbuja de jabón
aniquilaba la vida de cualquier persona que se encontrara en la clase media y
baja del país.
Y entonces, como si de una vírica enfermedad se tratara
fueron destruyendo el Estado del Bienestar con la idea de que radicar los
logros sociales que tanto costaron conseguir era el único remedio para salir de
una crisis originada por el fraude del dinero, por la especulación y por la élite
que gobierna el mundo.
Pero entonces, y para tener un río revuelto de peces y con más
ganancias para los de siempre se atacó al colectivo más dependiente del Estado:
los funcionarios.
Y como siempre entramos al trapo y en vez de cuestionar qué
y quiénes perturban nuestra sociedad económica atacamos a los que están con
nosotros y sufren al igual que nosotros esta desgraciada crisis.
Culpar a un maestro de su sueldo, por estar muy por encima
de los mileurista es admitir que el empleado privado ha sido incapaz de
defender su salario y sus derechos laborales. Y sí, no todos tenemos las mismas
oportunidades ni las mismas seguridades para defender el trabajo: miedo,
necesidad, ambición… pero ¿Por qué atacar a nadie? Asume tu ineptitud. Y asume
también que si dejamos a la deriva a los funcionarios, quienes han sido hasta
ahora los únicos trabajadores a quienes se les han repetado sus derechos va a
originar que los empleados privados nos vayamos a realizar una acción muy de
moda estos días “Jodernos”.
Sí, es un aviso eso de que les han quitado la paga extra y
que se traduce en que a nosotros nos van a quitar hasta las bragas. Así que, deja de mirar al funcionario como el mal de la sociedad y hazlo como el reflejo de lo que debería ser nuestra vida laboral. Si ellos pierden nosotros lo haremos el doble.
No hay comentarios:
Publicar un comentario